Es una pregunta para pararse y pensar la respuesta porque, realmente, no es fácil definir lo que está pasando.
Desde un punto de vista pisciano (siempre me gusta aplicar el lenguaje astrológico), todo es muy confuso e incierto y no tiene límites, es decir, no sabemos cuándo va a terminar esta situación, no sabemos dónde está “el bicho”, nos sabemos la verdad porque hay demasiada información o, mejor dicho, desinformación, y esto nos genera una gran incertidumbre.
Cierto es que la amenaza de la muerte nos ha acercado a la vida. La realidad que estábamos viviendo tan rutinaria, con tanta prisa, con tanto por hacer, sin tiempo para las relaciones personales más cercanas y siempre sacrificadas, sin tiempo de disfrute real para nosotras…todo esto, se nos ha puesto enfrente como aquella puerta de cristal que no percibes y con la que te das un buen porrazo.
Nos hemos dado de bruces con un sistema de vida totalmente inarmónico que estamos obligadas a cambiar. Sí, tenemos que cambiar viejas creencias y patrones porque la vida va a ser distinta. Ya nos hemos visto obligadas a cambiar hábitos de trabajo por otros que han llegado para quedarse. La era de la tecnología nos invade cada vez más.
Pero esto va más allá. Sabéis que me gusta profundizar a través de mi herramienta favorita, la Astrología. Con ella, podemos saber que se anuncian cambios revolucionarios a nivel económico, social, político, sanitario, laboral, geológico y psicológico.
Cuando se forma una unión de planetas que en Astrología llamamos conjunción de tal calibre, con Saturno, Plutón y Júpiter en el signo de Capricornio (un signo de tierra que nos habla de estructuras), sabemos que nos podemos encontrar con un caos tremendo al que no le duele en prendas hacer tambalear y caer todo el “tinglao” de vida que tenemos.
Estamos llenas de normas restrictivas por todos lados, fijaos:
- Nos obligan a llevar una mascarilla en la boca, lo que dificulta enormemente el sonido y dicción de nuestro lenguaje. Además de interferir enormemente en nuestra salud respiratoria y lo que esto conlleva.
- No está permitido hacer reuniones con un gran número de personas.
- Hay un escrupuloso sentido de la limpieza.
- Las empresas se ven forzadas a replantear la plantilla porque no hay volumen de negocio. Además, el lugar físico se va derivando a una oficina on-line.
- No podemos disfrutar del aire libre de una manera natural.
- Los viajes también son distintos, así como las vacaciones.
Y muchas más cosas… por lo que ha sucedido lo siguiente:
- Echamos de menos el contacto físico entre amigos y familiares. Antes no “teníamos tiempo” para ir a visitar a nuestros parientes y ahora estamos indignados de no poder ni tocarles.
- Nos quejábamos del trabajo y ahora lo necesitamos.
- Estamos consumiendo en el comercio de cercanía, algo que no teníamos que haber dejado de hacer.
- Vivíamos por encima de nuestras posibilidades y ahora es posible que perdamos muchas de ellas, aprendiendo lo que es el desapego material, lo que más cuesta, y valorando más lo que tenemos.
- Estamos aprendiendo también de los instantes, de las pequeñas cosas, de las pequeñas salidas a algún lugar cercano…
No nos queda otra que ser positivas y aprender de esta situación. De sobra sabemos como empresarias que ante cualquier piedra en el camino hemos de aprender a sortearla y seguir adelante. Así que las limitaciones a las que nos está sometiendo esta situación han de ser el aliciente para ser más creativas. Siempre ha sido de esta manera. No vale de nada victimizarse. Hemos de aprender de la frustración, a darle la vuelta y ver la otra cara de la moneda. Pero, sobre todo, hemos de ocuparnos de nosotras, de nuestra mente, de nuestro cuerpo, de nuestro tiempo, de las cosas que queremos hacer de verdad y con quien.
Son tiempos de cambios, adaptémonos de la mejor manera.
Lola Juan , Astróloga.