¡Hola! Soy Laura Castañeda, extremeña desde hace unos meses y recién unida a esta maravillosa red de empresarias. Desde siempre me ha gustado planificar y organizar cosas, sentarme y decir “va, ¿Cómo hacemos esto?” y al final enfocar el asunto a lo que es importante: acción, acción y acción. 

De forma inevitable terminé siendo gestora de proyectos en diversas empresas del mundo de las biociencias dedicadas a la investigación. Tras varios años, finalmente fundé Picarazus Innovation Consulting, donde ofrecemos todo tipo de formación en gestión ágil de proyectos 🙂  

¡Pero vamos al grano!

Dada mi experiencia, conozco bien muchos de los bloqueos que nos hacen no poder llevar a cabo esos proyectos personales y profesionales que tanto nos gustaría desarrollar. En este artículo os quiero hablar de un problema fundamental, que es cómo nos enfrentamos a dichos proyectos. A todas os habrá pasado; os levantáis un día y pensáis “voy a restaurar los muebles de la casa del abuelo” o, respecto a tu negocio, “voy a lanzar una súper campaña comercial esta navidad”, me digitalizo y “voy a crear cursos online”. Dicho esto, apuntamos mentalmente o en nuestra lista de tareas dicho propósito y nos vamos para seguir haciéndonos cargo de nuestro negocio. 

Así es cómo tenemos la lista de tareas ese día:

 

¡Perfecto! Seguimos trabajando, vamos tachando cosas, vamos añadiendo tareas, es una lista viva y dinámica. Cada día hay que encargarse del negocio, atender a clientes, estar al teléfono, apagar “fuegos” a todas horas… 

 

Siguiendo este ritmo, unas semanas después, así está nuestra lista: 

 

 

Bueno, no hemos hecho todo, pero las tareas más urgentes se han realizado y es que ¡el día a día nos ahoga! De esta manera seguimos nuestras rutinas y cuidamos de nuestro negocio, pero si miramos esa lista unos cinco años más tarde (exagerando un poco), estaría así: 

¿Qué está pasando? Esos grandes proyectos (la campaña comercial y el curso) van quedando poco a poco relegados al fondo de la lista, van viendo como otras tareas más urgentes, más inmediatas son atendidas y ellas quedan relegadas al fondo de la lista. Como hemos dicho… el día a día nos absorbe.

 

Por otro lado, no podemos echar la culpa al día a día o, al menos, debemos adaptarnos a él e implementar estrategias que nos permitan compaginar proyectos adicionales a las tareas “de supervivencia”. Analizando este caso concreto, hay un problema de enfoque en la forma de asignar estas tareas. ¿Por qué cuando tienes un momento en tu tienda y miras la lista de tareas eliges “llamar a Pepita” frente a “crear un curso online”?

 

Fácil, la primera tarea es fácil, directa, rápida, conocida y realizable, en cambio la segunda es imponente, grande, incierta y desconocida. Es obvio que preferimos en ese rato tonto coger el teléfono que hacer un curso. 

 

Entonces, ¿cómo lo hacemos? el proyecto es así, no va a cambiar. 

 

Para enfrentarse a un proyecto hay que ROMPERLO, hay que desmigarlo y convertirlo en acciones fáciles, directas, rápidas, conocidas y realizables. Sigamos con el ejemplo del curso online: 

 

Coge un papel, una app de esquemas o mapas mentales y destroza ese proyecto, tranquila, no literalmente. “Hacer un curso online”, ¿qué necesito? Por un lado, no sé cómo se hace un curso, podría aprender qué necesito, por otro lado necesitaré equipos, un soporte con el que los grabaré y los materiales para la clase. Por otro lado, tendré que pensar qué voy a explicar en los cursos y, finalmente, grabarlos y crearlos. 

 

Con este primer desglose podemos sacar la siguiente lista de tareas: 

 

  • Ver algún video de cómo hacer cursos online
  • Elegir con qué cámara puedo grabar
  • Comprar un micrófono y un trípode
  • Decidir cómo será el curso y de qué tema se habla en cada clase 
  • Diseñar la primera clase
  • Seleccionar los materiales para la primera clase
  • Hacer pruebas con el equipo de grabación
  • Practicar primera clase
  • Grabar primera clase
  • Editar el vídeo

 

No te preocupes si no hay un desglose perfecto, esto se puede ir modificando y, como bien hemos dicho, no somos expertos en hacer cursos online. Lo importante es llegar a una pequeña lista de tareas con la que podamos comenzar a trabajar, no obtener un listado exhaustivo de todo todo lo que se va a tener que hacer. 

 

Una vez tengas esta primera lista, no te abrumes, selecciona 3 o 4 tareas. Selecciona aquellas que veas más importantes, o incluso tontas y fáciles de quitarte de encima y pásalas a la lista principal. 

 

No tires el esquema ni el desglose de tareas del mismo, a partir de éste irás nutriendo tu lista de tareas del día a día. 

 

Ahora, echemos un vistazo cómo queda nuestra lista: 

¡Cómo cambia la cosa! Ahora cuando tengas un rato tonto abrirás youtube y te pondrás a ojear vídeos de cómo hacer cursos online y habrás avanzado en ese proyecto; un día que estés de recados por la ciudad, entrarás a tu tienda de electrónica de confianza y preguntarás por micrófonos. Habrás avanzado. Así, pasito a pasito, te enfrentarás y realizarás ese ambicioso proyecto que te has propuesto

 

Esto es todo por hoy. Aún queda mucho más por aprender e implementar, por ejemplo, un siguiente paso es usar métodos de priorización, cambiar esa lista de tareas por un calendario o agenda, y otras acciones y metodologías que harán más eficiente tu vida personal y profesional.

 

Si no queréis esperar a tener más entregas o queréis profundizar más en estas metodologías, no dudéis en contactar con nosotros en www.Picarazus.com o llamadme sin compromiso al 623026223, Picarazus Innovation Consulting ofrece cursos y formaciones a medida para vuestra empresa.

 

¡Nos vemos!

Laura Castañeda, Picarazus Innovation Consulting.

 

Plantilla de lista de tareas extraída de www.perdiendoelglamour.blogspot.com