¿Por qué no llegamos a ser delante de los demás como somos realmente? A veces hay algo que no nos deja mostrarnos como realmente deseamos y sentimos… ese pensamiento o inseguridad no nos deja mostrarnos como realmente nos gustaría ser… Me gustaría cambiar de trabajo pero no me atrevo, me cohíbo de hablar sobre ese tema porque pueden pensar mal de mi, me gustaría cambiar de casa pero no es el momento, no estoy bien con mi pareja pero hay que aguantar…
Cambiar de vida no es fácil… queremos realizar ese cambio que nos ronda en la cabeza pero no es nada fácil, nos sentimos atemorizados porque de alguna manera hemos recibido mensajes desde siempre de: Esto no es correcto hacerlo y esto sí… ésto está mal visto, esto no es un trabajo para mujeres, no hables de esto que está mal visto, no llores que es de niñas, eres egoísta, eres envidioso, tú no podrás…

No tienen que ser necesarios que esos mensajes vengan directamente de nuestros padres (siempre son mensajes directos e indirectos de ellos… pero eso es otro capítulo…) sino también de personas de las que hemos estado rodeados, han tenido ante la vida actitudes cobardes, cohibidas ,asustadizas…. ante la vida , entonces el niño se forma con las mismas actitudes o miedos. Lo que no nos damos cuenta, es que para nosotros esas actitudes han sido “copiadas” de personas cercanas, y lo que menos nos podemos imaginar es el daño que nos han causado, en algunos casos, en la formación de nuestra AUTOESTIMA.

En la edad adulta ya nadie nos dice nada… ni nos condiciona en nada, pero nosotros llevamos esas crítica y actitudes en nuestra cabeza y nos amargamos la vida con nuestras inseguridades, todo ello hace que no nos mostremos tal y como somos por miedos.

Es importantísimo tener en cuenta para ser nosotros mismos, la forma en que nos han tratado y querido desde pequeños. Es difícil explicar que según el tipo de padres que hemos tenido nos haya condicionado tanto a la hora de realizarnos como personas. Si hemos tenido padres que nos han querido de forma sana, han potenciado nuestras cualidades ,aceptando nuestros defectos, dirigiéndose a nosotros de una forma positiva incluso cuando algo habíamos hecho mal nos hemos formado con una actitud positiva de nosotros mismos y lo que han sembrado es que nosotros nos queremos a nosotros mismos y nos podemos expresar sin miedos. Si por el contrario en nuestra infancia hemos oído reproches continuos de nuestra conducta, no nos hemos sentido queridos (hablamos de sentimientos no de cosas materiales), nos ha criado una persona distinta a nuestros padres o nuestros padres han sido muy exigentes con nosotros (o el caso contrario, nos han ignorado) hemos obtenido una conducta y una imagen de nosotros mismos sometida a lo que nuestros padres exigían, seremos personas inseguras y confusas ante la vida, de autoestima baja.

 

Una vez formada nuestra personalidad, es decir, ya en la edad adulta es cuando nos damos cuenta que vamos por la vida sintiéndonos como niños: encasillados, asustados, con miedos, temiendo meter la pata, diciéndonos a nosotros mismos que somos malos o egoístas….El resultado de esta errónea formación en la infancia da lugar a personas infelices por no poder expresarse naturalmente (lo que significa que no puedo amar, que no disfruto, que trabajo en algo que no me gusta y evidentemente me entra un sentido de culpa cuando me divierto) las personas que nos rodean se acostumbran a esta manera de relacionarnos y si cambiamos, se enfadan porque quieren a esa persona sumisa y asutada queconocieron.

 

Es muy difícil romper con todo y liberarse, pero no imposible. El trabajo comienza por analizarse uno mismo (evidentemente con ayuda profesional de un psicoanalista) trabajando en las sesiones como son y como eran esas personas que nos rodeaban en la infancia, que prejuicios, miedos y actitudes pudimos “copiar y absorber” de ellos, que tipo de críticas hemos recibido, que rechazos hemos sufrido…cuando llegamos a conocer todo esto y lo revivimos en las sesiones…llegaremos a resolver y entender conflictos no resueltos en nuestra infancia que se ven desde otra perspectiva en la edad adulta. Entonces será cuando nos empezaremos a comportar como somos y convertirnos en personas nuevas y libres.

 

Leonor Márquez  (Psicoanalista)