La Generosidad
Hablemos hoy de la generosidad. Es un tema que me encanta. Hay mucha gente que constantemente se sienten resentidos, preocupados y llenos de carencias. Creo firmemente que la generosidad es la respuesta a ese problema.
En ocasiones, las personas pueden asociar la generosidad con gente que tienen poder adquisitivo. De todos modos, no somos generosos por lo que hacemos o lo que somos, si no que se trata de la forma en que pensamos y vemos el mundo.
Te llevaré a que nos adentraremos en lo que de verdad significa la generosidad y por qué muchas personas la confunden. Te explicaré cómo podemos dar, libremente, (ya sea dinero, conocimiento, tiempo o esfuerzo) sin sentirnos resentidos y recoger la cosecha de los inmensos beneficios de este proceso que te llena de una profunda satisfacción.
Quizá, desde hoy, veas la generosidad desde otra perspectiva porque, te cuento, algunas personas se sienten resentidas, están llenos de carencias y preocupaciones. Seguro que conoces alguien en tu entorno. Y yo pienso que la generosidad es la respuesta. Puede que pienses y asocies a la generosidad con alguien que tiene mucho dinero o un alto nivel de poder adquisitivo.
La generosidad no es algo que somos o hacemos debido a nuestras circunstancias. La generosidad viene de la manera en que pensamos sobre el mundo y de la forma en que lo visionamos. Esto determinará cómo nos sentimos y por consiguiente si actuamos generosamente.
Y creo que es una experiencia que las personas se están perdiendo porque sentirse generoso es increíble y te lleva a presentarte ante el mundo de una manera muy distinta a cuando no te sientes generoso. A algunos, les habrán enseñado en casa de pequeños la importancia de la generosidad. A otros les dirán “oye, qué generosa eres” y sienten que es un cumplido que están recibiendo, cuando en realidad, no es un cumplido, ni un halago, es simplemente tu forma de ser. Ser generoso es increíble. En lo personal, disfruto mucho de la generosidad.
Te invito a que, si no te habías visualizado como una persona generosa o no habías pensado sobre ser más generosa en tu vida, que lo pienses y lo hagas. Piensa sobre eso. Ahora, cuando hablo del tema con algunas personas, me traen la situación de que para ellos es difícil ser generoso porque terminan sintiéndose resentidos. Cuando piensas en la palabra generosidad puede que te sientas tensa y hasta resentida. Te voy a explicar a qué se debe esto. Pero antes de entrar en eso, definamos lo que es la generosidad y cómo puedo ayudarte a obtener más de ella, a sentirla más y por consiguiente a actuar con más generosidad en tu vida.
La generosidad es cuando das más de lo que se esperas o más de lo necesario. La generosidad es una emoción y ser generoso es una acción, es parte de nuestra conducta. Cuando te sientes generosa actúas dando y ofreciendo más de lo que se espera de ti. Ahora, la parte que no encuentras en ninguna definición es la siguiente, ser generoso es cuando das más de lo que se espera de ti, sin ninguna expectativa de nada a cambio. Yo creo que eso es la generosidad en todo su esplendor.
Imagina que le dejas 5000€ a alguien. Tienes 5000€ para dar. Primero piensas en la persona a la quién se lo vas a dejar y luego piensas en dárselo. Ahora, si se lo estás dejando desde una generosidad genuina, no esperarás nada a cambio. Es decir “Yo le dejo el dinero para que así pueda pagar sus deudas y no espero nada a cambio”. Y cuando digo nada a cambio me refiero a ni siquiera un GRACIAS. Me refiero a renunciar al reconocimiento. Quiero decir a ni siquiera un saludo después de haberle dejado el dinero. Ni que tampoco se lo cuenten a otro. A que ni siquiera te cuente ni comparta contigo lo que ha hecho con el dinero. ¿Me sigues? Se trata de no esperar nada a cambio.
Imagina que diste esos 5000€, esperando que la persona pague sus cuentas, compre estrictamente lo necesario para subsistir, para su familia, sus hijos, algún ser querido enfermo, etc. y va y se compra un bolso por esa cantidad, o una video consola, por ejemplo. Imagina que para el cumpleaños de alguien especial planificaste tres meses antes, el regalo perfecto, se lo entregas con muchísima ilusión y no te da ni las gracias. Fíjate que cualquier tipo de expectativa que tengas sobre esa persona a la que le diste, le quita completamente el disfrute al acto de dar.
Cualquier otra manera de ver estas situaciones que he descrito, no es dar desde la generosidad. Y muchas personas estarán en desacuerdo conmigo. La verdadera generosidad es dar sin ninguna expectativa. Muchas veces, es mejor hasta dar cosas desde el anonimato. La pregunta que debemos hacernos es ¿Por qué damos? ¿Damos porque esperamos un reconocimiento a cambio? ¿Queremos que alguien nos reconozca de alguna forma en particular? ¿Queremos que alguien piense sobre nosotras de una manera positiva? ¿Damos porque queremos que esa persona haga algo en particular y así podamos controlar el resultado? ¿Damos porque simplemente se siente increíble dar?
Un buen ejemplo sería, (y que lo he hecho en alguna ocasión) pagar por el café de la persona que está detrás de mí en la fila e irme de inmediato, sin mirar atrás. Sin esperar una reacción, un agradecimiento, un gesto, sin esperar nada. Es importante vivir con un espíritu de servicio porque ese espíritu es capaz de crearte mucha confianza en ti misma porque te saca del foco de querer controlar al mundo y también te desenfoca de querer ser algo diferente a quien eres y lo que si consigue es enfocarte en lo que tienes para ofrecer. Pienso que el espíritu de la generosidad es lo que tenemos para dar y la razón por lo que lo damos. Mi razón para dar es simplemente por el cómo se siente.
Si, por ejemplo, estás en un grupo donde se reparten la cuenta y te das cuenta de que tu apenas has consumido, los demás si han consumido mucho más que tú y al final la cuenta se ha repartido igual para todas las partes. En estos casos te das cuenta de que tu espíritu de generosidad se ve retado y llega el resentimiento. En este caso yo tengo la expectativa de que ellos sean recíprocos conmigo, espero que actúen de una manera diferente. Espero que reconozcan que yo estoy pagando lo mismo que todo el mundo cuando he consumido menos que los demás. Y si no lo hacen me siento resentida y mi espíritu de generosidad se mueve hacia un espíritu de escasez. Aquí debes plantearte cómo quieres sentir tu generosidad. Si quieres ser la persona que siempre paga, si quieres ser la persona que siempre da más de lo que se espera de ella o si quieres ser la persona que está estudiando exhaustivamente la cuenta o debatiendo con alguien sobre el cambio. Eso está en ti. Está en ti decidir si quieres estar en el lado de la generosidad o en el lado de la preocupación sobre la reacción de alguien con quien estoy siendo generosa.
Ahora, hay ocasiones cuando la generosidad no es apropiada y es cuando la razón por la cual estamos siendo generosas no nos está honrando a nosotras mismas y es eso lo que causa el resentimiento. Por ejemplo, le das algo alguien para así agradarle o que te acepte o no se enfade contigo. Si das porque quieres evitar un conflicto, entonces estás viniendo desde una emoción negativa y no experimentarás la recompensa de la generosidad, seguramente experimentarás resentimiento.
Si no espero nada, no me sentiré decepcionada. No me sentiré resentida. No me molestaré. Si yo doy, con la única expectativa de que me voy a sentir genial dando, entonces estoy viniendo desde un lugar mucho más hermoso y eso me encanta. Yo disfruto mucho creando mi propia experiencia de contribución siendo generosa y cuando siento que hay algo que me está llevando a dudar del porqué de mi propia generosidad, digo “es el momento de sentarme y profundizar porque estoy sintiéndome resentida”. Y sé que muchas de ustedes se sienten identificadas porque sienten que cuando dan algo de sí mismas a otros, no se sienten apreciadas y la razón por la cual desean dar algo es por sentirse apreciadas y ahí es donde nos enfrascamos en este problema.
Cuando me pregunto a mí misma, cuán importante es para mí ser generosa, la respuesta es muy importante y es, por la manera en la que me hace sentir. Quiero identificar eso como una de mis características principales y por lo tanto sentirme así a diario. Por otro lado, también quiero confrontar las áreas de mi vida donde no me siento generosa, cuando no me apetece dar y me gustaría asegurarme de que me siento también a gusto con esas razones.
Piensa en tu vida, dónde estás siendo realmente generosa y dónde estás dando por el mero hecho de dar. Yo te garantizo que las áreas donde estás dando, libremente, esas áreas de tu vida donde te sientes realmente generosa, son las áreas que más te están devolviendo con creces, quizá no de la misma manera, es una posibilidad. Que si das 5000€ y no recibes de vuelta los 5000€, te quedes con la sensación de haberle dado a alguien esa cantidad o cualquier otra y sientas la indescriptible sensación que da desligarte de la expectativa sobre eso. Si el dar no te hace sentir bien, es muy probable que tus razones para dar sean otras muy diferentes y eso podría causarte un constante malestar en tu vida. Aquí tendrías mucho trabajo por hacer.
Cada situación con la que te enfrentas es una oportunidad para dar y date cuenta cuando te preguntas a ti misma ¿qué tengo para ofrecer en esta situación? Muchas respuestas vendrán y creará tal confianza en ti misma que te sentirás sumamente empoderada.
Realmente pienso que mientras más generosas seamos con nuestras cosas materiales y nuestro tiempo más agradecidas nos sentiremos de nuestras cosas materiales y de nuestro tiempo. Mientras más contribuciones hagamos a este, nuestro mundo, esa misma contribución nos traerá a cambio una infinita alegría. Yo creo que como humanos estamos programados para la generosidad y programados para contribuir y cuando nos impedimos mostrarnos como personas generosas y cuando nos impedimos de hacer una contribución, una pequeña parte de nosotros, muere en nuestro interior, ¿no creen?
Pienso que es importante que nos recordemos a nosotras mismos, que no solo es dinero para dar lo que se espera de ti, que también tu generosidad se ve reflejada en tu tiempo, en tu energía, tu amabilidad, tus detalles, en tu conocimiento, entre otras tantas cosas. Todo esto lo puedes ofrecer de una manera muy generosa y verdaderamente disfrutar de los beneficios de haber contribuido con el mundo.
Compañeras, espero que hayan tomado nota y le den pensamiento a esto que hoy les traigo y que cuando se encuentren siendo generosas, pero sintiendo resentimiento porque alguien no ha reconocido tu gesto o alguien se ha atribuido un derecho por sí mismo que entiendes no debe ser, te des cuenta del sentimiento, lo dejes ir y le permitas a los demás ser tal como son. Que el comportamiento de los demás no dicte, ni cambie lo que quieres ser en el mundo. Mereces disfrutar de tu generosidad y los demás también.
Vanessa Gómez Elias. Psicóloga y Life Coach.