LA FORMA DE HABLARTE CAMBIA TU REALIDAD.
Sabemos que el lenguaje constituye uno de los componentes fundamentales a partir de los cuales construimos nuestros modelos mentales del mundo y puede ejercer una tremenda influencia sobre el modo en que percibimos la realidad y respondemos ante ella. Es por este motivo, que te propongo en este artículo una nueva forma de comunicarte. ¿Cómo? En un momento te lo cuento. Si te digo que las palabras adecuadas en el momento oportuno tienen el poder para generar efectos poderosos y positivos, ¿estás de acuerdo? ¿Alguna vez lo has experimentado? Yo si, y es maravilloso. Pero por otro lado, las palabras también pueden confundirnos y limitarnos. Las palabras inadecuadas en el momento inoportuno pueden resultar dañinas y destructivas, ¿verdad? Para este artículo, te propongo realizar un pequeño cambio en la hora de comunicarte tanto contigo mismo o contigo misma como con las demás personas. Pongámonos en contexto: Las palabras “pero”, “y” y “aunque”. Todas estas palabras son conectoras, pero el significado que se le da a la frase que la porta es totalmente diferente si usamos una u otra. Vamos a poner un ejemplo para verlo de una forma más clara:
• “Hoy es un día soleado PERO mañana lloverá”. Esta frase, nos lleva a centrar nuestra atención sobre la preocupación de la lluvia. Es decir, la información de que mañana lloverá
tapa la información de que hoy hace sol. El PERO anula lo que la precede.
• “Hoy luce el sol Y mañana lloverá”. Aquí el resultado comienza a cambiar, es decir, la información queda equilibrada. No se le da más importancia a una o a otra, simplemente
ambas son importantes y fijan nuestra atención.
• “Hoy luce el sol AUNQUE mañana lloverá”. En esta última el resultado cambia totalmente en relación al pero. El efecto resultante consiste en centrar nuestra atención sobre la primera
parte de la frase, es decir, hoy hace un buen día, dejando la otra parte en un segundo plano.
Esta clase de reencuadre ocurre en todos los casos independientemente de cual sea el contenido.
Veámoslo con algo un poco más personal:
• “Deseo alcanzar mi objetivo pero tengo un problema”
• “Deseo alcanzar mi objetivo y tengo un problema”
• “Deseo alcanzar mi objetivo aunque tengo un problema”
¿Eres capaz de ver la diferencia que marca una sola palabra en la frase?
En la primera la atención se marca en que tienes un problema. Si, quieres alcanzar un objetivo pero hay un problema. No sé si voy a poder hacerlo. Tu cerebro se centra en que tienes un problema, se enfoca en eso. Sin embargo, en la última frase, el foco que le marcamos al cerebro es en la consecución de objetivos. No resta, sino que suma. Si, tengo un problema pero yo quiero alcanzar mi objetivo (¿Te das cuenta que en esta frase sí que he usado el pero para anular la información de que tengo un problema?)
Estas palabras lo que hacen es mandar información al cerebro de dónde quiero y voy a poner el foco. Interesante, ¿Verdad?
Con lo que a partir de hoy mi invitación es:
• Obsérvate cuando te hablas y hablas a otras personas. ¿Dónde estás poniendo el foco?
• Si crees que estás usando el pero y lo que estás haciendo es limitarte, cámbialo por un aunque. Verás que la información cambia totalmente, tu foco también lo hará, por lo que tus acciones y por lo tanto tus resultados serán diferentes. A mi personalmente este pequeño matiz me ayuda muchísimo en mi vida, tanto conmigo misma como en mis relaciones personales. Así que ya me contarás si a ti te pasa lo mismo.
Te mando un fuerte abrazo,
Miriam Simón
www.miriamsimon.com