Hacer el duelo es necesario, sentir el dolor, la pena, la tristeza, el alivio, la rabia, la alegría, el desconsuelo, la orfandad, el miedo, la impotencia, el relajo, la esperanza, la aceptación, la insignificancia, el arrepentimiento, la resistencia,…, se siente de todo en una perdida, y ríes y lloras casi por igual, y es una revolución de emociones, que si no te empeñas en querer que sea distinto, podrás disfrutar del cóctel de las mismas que te saca de la zona de confort y te ayuda a
entender lo efímero de la vida y lo importante de vivir momento a momento lo que toca, porque nunca más, volverá a ser así de intenso.

Hoy o ayer, hoy que escribo esto, me duele empezar a sentir más suave la presencia de la mujer más sabia que yo he conocido, me duele que se me olvide muchos días, que no tenga presente su saber para poderme guiar.

Sé que soy egoísta, quizás, sé que ella ha dejado paso a mi expresión.
Eternamente agradecida por ser el fruto de ese amor, de esa aventura que iniciaron juntos.
Hacer un duelo es hacer limpieza general, como si de un casa se tratase, te cuesta, sudas, te cansas, piensas que sola no puedes, que no vas a terminar nunca, te sientes chiquita, pero cuando decides dejar de darle vueltas y de negarte a hacerlo y te pones a ello, te sorprendes de lo que encuentras e inicias la operación separar lo que va a La basura y lo útil, lo que te quieres quedar; poquito a Poco vas poniendo orden y dejando espacio hasta la próxima limpieza.
Las pérdidas no son de personas ni de trabajos, ni de dineros, los duelos realmente son de pérdida de estado de zona de confort donde tu no has elegido sino que el universo eligió por ti, para que si o si te muevas.

El sufrimiento es la negación de ese cambio. La resistencia a salir de la zona de confort, el miedo. Esta preciosidad de la foto continúa conmigo, la que ya no esta es la Pura Sánchez Cano que habitaba en mi, cuando la creía inmortal.
Si, los duelos tienen el sentido de poder cerrar y abrir puertas, agradecer y soltar, aprender y aprehender, tomar la vida e integrarla.
Las pérdidas son ausencias, y la ausencias son espacios.
Tu decides de que los llenas.
a mi madre, Ana María
Pura Cano